“Quien bien te quiere te hará llorar”. Esta
frase ilustra muy bien algunos de los tratamientos usados en el S.XIX para,
supuestamente, aliviar el padecimiento de los enfermos, aunque más bien
pareciera lo contrario, sobre todo cuando nos referimos a enfermos mentales. En
esta época se dieron bastantes avances en la psiquiatría, pero se seguía
considerando al enfermo mental como un lunático, una pobre criatura que debía ser apartar de la
sociedad, sobre todo por el bien de ésta. En los asilos recibían tratamientos
que en la actualidad consideraríamos crueles, sacados de la mente de un
científico loco, pero que en su época no sólo parecían los más adecuados, sino
los más humanitarios. Cuando los pacientes requerían ser calmados no se dudaba
en utilizar aparatos que parecían más adecuados para torturar que para sosegar
a la pobre víctima, pero todo se hacía para evitar que se lastimara, tanto a sí
mismo como a los que le rodeaban. Uno de esos instrumentos era la “Cuna de
Utica” (Utica Crib).
La “cuna” fue diseñada por un médico
francés, el Dr. M.H. Aubanel, en 1945, pero no tardó en cruzar el océano,
siendo empleada por primera vez en el New York State Lunatic Asylum, en Utica
(por eso recibió el nombre de Cuna de Utica), institución dirigida por el Dr.
Amariah Brigham, considerado en ocasiones el inventor de tal artefacto, pues
realizó algunas modificaciones en el diseño original. Posteriormente su uso se
extendió a otros hospitales mentales de Estados Unidos, como el Peoria State
Hospital, un centro para “locos incurables”, que tenía nada más y nada menos
que veintiséis "cunas".
Dr. Amariah Brigham |
El diseño de la Cuna de Utica era sencillo
y se asemejaba a su equivalente infantil, pues ambas tenían barrotes a los
lados, sólo se distinguían en el tamaño, ya que ésta era para adultos, y en que
la usada en Utica tenía una tapa, también con barrotes, además podía ser
suspendida con cadenas para facilitar el balanceo. Cuando era preciso, pues en
principio sólo se hacía dependiendo del estado de nerviosismo del paciente,
esta tapa se cerraba, dejando tan sólo un espacio de unas 12 pulgadas (30’48
cm), puede que menos, entre el cuerpo del confinado y la parte superior, evitando así que
pudiera moverse, pero también que pudiera abrirse desde el interior, por lo que
se convertía en una auténtica jaula. Y sin embargo este instrumento, llamado a
veces “cama cubierta” o “cama de protección”, era recomendado como un método
eficaz, humanitario y útil para calmar a pacientes violentos, consiguiendo que
tuvieran el descanso necesario para su recuperación, descanso que ellos mismos
alteraban, asimismo la tapa evitaba que se cayeran de la cama...una bendición,
vamos. El Dr. Lindsay del Murray Royal Institution en Perth, era un firme
defensor de la Cuna de Utica, considerándola como “inestimable para prevenir
lesiones”, y no dudó en escribir artículos recomendando su uso: “ (...) una
tapa cubierta para pacientes que podrían caer en caso de tener sólo
barras laterales. El tipo de cama que más útil he encontrado, y me atrevo a
recomendarla a la atención de la profesión médica en general (...)” (Edinburgh
Medical Journal, 1878)1.
Utica State Hospital |
En el Minnesota Hospital for the Insane en
St. Peter había cuatro “cunas”. A finales de 1860 las instalaciones fueron
inspeccionadas por los miembros de la junta de administración del hospital. Uno
de sus miembros era el Reverendo Aaron Kerr que, lejos de quejarse de que los
pacientes fueran controlados con este tipo de aparatos,
felicitó a los trabajadores del centro por su lealtad y atención hacia los enfermos. Asimismo puso como ejemplo que
la eficacia de esta cama el de una mujer nerviosa y violenta
tanto con las enfermeras como con otras pacientes y que, sin embargo, tras
pasar un tiempo en la cuna, se volvía calmada y dócil. Y es que, efectivamente,
eso es lo que ocurría, los pacientes terminaban por calmarse, pero ¿cómo no
dejar de luchar tras estar horas encerrado en un ataúd con barrotes? Los
confinados no se podían mover con libertad, ni salir de allí hasta que otro lo
decidiera por él. La cuna no era eficaz, tan sólo producía un agotamiento
físico y mental que hacía que se creyera que la crisis, por decirlo de alguna
forma, había pasado gracias a su uso.
Pero no todos los médicos estaban
a favor de la "cama cubierta", había muchas voces en contra de la utilización de
este tipo elementos de restricción. Una de ellas era
la del Dr. Hammond, que describió con detalle el diseño de la cuna y las contraindicaciones
de su uso. El Dr. Hammond afirmó que las habitaciones acolchadas habían sido
sustituidas por este tipo de camas, ya que parecían más efectivas para
tranquilizar a los internos más violentos y, aunque al parecer, al ser encerrados
por primera vez en ellas, se golpeaban una y otra vez contra los barrotes, al
final terminaban por ceder y se convertían en personas sumamente manejables, siendo
precisamente éste el principal argumento que se esgrimía una y otra vez a su
favor. Se le acusó de estar en contra de este tipo de instituciones, pero él
decía que no era así, sino que consideraba que el tema de los métodos de
restricción debía ser investigado, y no le faltaba razón pues se sabía que se
habían producido muertes por la utilización de estos métodos, incluyendo la
Cuna de Utica. Y parece que lo consiguió, pues a finales del S.XIX (en concreto
en la década de 1880) el Utica Asylum fue investigado por esta causa, pero al
final los responsables fueron absueltos. Sin embargo no pasó mucho tiempo hasta
que estos métodos fueron prohibidos (en concreto se menciona el 18 de enero de
1887 como la fecha en que se dejó de usar la "cama cubierta").
Dr. William A. Hammond |
Peoria State Hospital |
1. La traducción de los textos
está hecha por mí y no son literales (están escritos en el lenguaje rebuscado del S.XIX), por eso he decidido añadir el original.
“In
the Edimburgh Medical Journal of February, 1878, Dr. Lindsay, M.D., R.S.E., and
physician to the Murray royal institution at Perth, published another article
commending de covered beds in the highest terms as invaluable for preventing
injuries- adding, however, “a lid in the case of patients who would scramble
out of bed with sides merely. The kind of bed that I have found most useful is
the following, and I venture to recommend some such bed to the attention of the
medical profession generally because I am satisfied it is very much wanted in
all departments of medical, surgical and obstretic practice” http://inmatesofwillard.com/
2. "Utica Crib, once hailed as a triumph
of the humane care of the mentally ill, a woman was confined to this crib for
fourteen years in an Illinois institution. Twenty-six of these abominations
were used in Illinois state hospitals. This kind of restraint was banned in
1905.”
Fuentes:
- Susan J. Hubert: “Question of power: The
politics of women’s madness narrative”, University of Delaware Press, 2002.
No hay comentarios:
Publicar un comentario