7 de agosto de 2014

DARYA NIKOLAYEVNA SALTYKOVA

   


  Para conocer a Darya Nikolayevna Satykova, a la que también llamaban Saltychikha, hemos de remontarnos a la Rusia del S.XVIII. Darya nació en 1730, en el seno de una familia adinerada (aunque según algunas fuentes su familia no era noble). Se casó joven, con un oficial del ejército perteneciente a la aristocracia, Gleb Saltykov. El matrimonio no duró, pues Gleb murió dejando a una mujer aún joven (sólo tenía 26 años) con dos hijos y  un buen patrimonio, de hecho se convirtió en la viuda más rica de Moscú. Entre sus propiedades estaba una hacienda cerca de Podolsk, al sur de Moscú, llamada Troitskoe, lugar en que hizo y deshizo a su antojo.
  Saltykova nunca fue una mujer que llamara la atención por tener un comportamiento extraño o violento, por lo menos en vida de su marido, lo único mencionable era su estado de perpetua melancolía (¿o quizá simple aburrimiento?). Pero tras enviudar y con el paso del tiempo el carácter de Darya se avinagró, sobre todo tras un desengaño amoroso, y es que la soledad es mala consejera. Se enamoró de un apuesto hombre, Nikolay Tyutchev (abuelo del poeta Fyodor Tyutchev), que al parecer era más joven que ella. Quizá a Nikolay le gustaba el modo de vida de la adinerada viuda, quizá sólo estaba jugando con ella o simplemente no tenía nada más que eco en el interior de su cabeza, el hecho es que tomó la peor decisión posible: mentir a Saltykova y casarse en secreto con otra mujer. Sin duda un error fatal, pues se encontró de frente con la furia desatada de la mujer, que casi acaba con su vida al enterarse de la "feliz unión". Nikolay y su esposa huyeron lo más lejos que pudieron, no era cuestión de hacerse los valientes y reivindicar su amor. En la vida real las estupideces se pagan.
    Saltykova se convirtió en una mujer irascible que necesitaba desahogar su rabia y ésta se focalizó en quienes más cerca tenía, pero no piensen mal, no fueron sus hijos el objetivo, sino los sirvientes. Junto a las propiedades heredadas de su esposo, Darya recibió una enorme cantidad de sirvientes (suena mal, lo sé, pero estamos hablando de la Rusia del S.XVII), por lo que se dice, unos 600. Para ella no eran más que cosas que podía romper si se le antojaba y eso fue precisamente lo que hizo, romper. Pero ella ni estaba loca ni era tonta, así que prefirió siempre a las mujeres jóvenes (incluso niñas y embarazadas), algo que pudiera manejar, pero nunca hombres...bueno, sólo mató a tres, pero por accidente.

    Todo asesino se inicia en su particular ocio poco a poco. Lo mismo se puede decir de Saltykova. En su caso aprovechaba el momento en que alguna criada hacía la limpieza para quejarse de su incompetencia, un pretexto para tirarle un leño o golpearla con un palo. Después de la paliza propinada, Saltykova exigía a la dolorida muchacha que continuara con su labor, pero, evidentemente, le era imposible, así que el castigo continuaba. Su sadismo fue aumentando y pronto empezó a emplear técnicas más refinadas que los simples bastonazos: les azotaba, les tiraba de las orejas con tenazas, les echaba agua hirviendo sobre la cabeza o la cara (cualquiera diría que la juventud o la belleza le hería la vista), les dejaba morir de inanición o de sed, las dejaba a la intemperie desnudas (cuando más frío hacía, por supuesto)...incluso se llegó a hablar de canibalismo, pero nunca se pudo probar. El hecho es que no todas sus víctimas sobrevivían a semejante "tratamiento", tampoco le debía importar mucho, morían con la suficiente lentitud como para darle satisfacción, pero cada cuerpo constituía una prueba condenatoria. Evidentemente Saltykova contaba con cómplices, que no sólo retenían a la pobre muchacha para que pudiera torturarla, sino que además se deshacían del cuerpo después. Al parecer más de una vez los secuaces de Darya fueron interceptados cuando transportaban los cuerpos a otro lugar,  los campesinos ya no se creían que hubiera tanta muerte natural o por accidente en la casa de la señora, estaban hartos de las mismas excusas.
   Aunque para ella no significaran nada, las mujeres que Darya mataba tenían familiares que las querían y no estaban dispuestos a permitir que su muerte fuera en vano. Fueron muchas las denuncias presentadas ante las autoridades, que se limitaban a ignorarlas, no tenían ninguna intención de incomodar a dama tan poderosa. Es más, a modo de cruel  broma, fueron algunos los de los denunciantes los que pagaron por quejarse. Pero la suerte es caprichosa y se aparta del lado de uno cuando le apetece, y esto fue lo que le ocurrió a Saltykova, pues dos campesinos, Martynov e Ilyn (que gracias a ella había enviudado tres veces), pudieron escapar de su feudo y llegar a San Petersburgo. Allí lograron lo que parecía imposible, que sus peticiones de justicia llegaran hasta la propia zarina, Catalina la Grande. Corría el verano de 1762 y Catalina hacía poco que había llegado al poder (la zarina Isabel I había gobernado desde 1741 a 1762), pero estaba dispuesta a demostrar que era una buena gobernante para sus súbditos, así que de inmediato ordenó que se llevara a cabo una minuciosa investigación. Y así se hizo.
    Realmente la investigación fue minuciosa, pues duró nada más y nada menos que seis años, durante los cuales Saltykova estuvo detenida (el "dónde" no lo he podido averiguar). Se examinaron los registros referentes a la hacienda y se interrogaron a los posibles testigos y a las víctimas supervivientes de la violencia de esta mujer, pero no se pudo sacar mucha información, ya que éstos tenían miedo a hablar, algo completamente comprensible pues durante el reinado de Isabel I los boyardos (así se llamaban las familias nobles, los grandes terratenientes) habían visto incrementados sus privilegios, así que no tenían mucha esperanza de que la señora fuera a pagar por sus crímenes. Sin embargo, la investigación continuó y el resultado de la misma resultó sorprendente: Salykova era sospechosa de haber asesinado a unas 138 personas en un período de 6 o 7 años. Pero sólo se pudo demostrar que había torturado hasta la muerte a 38 personas.
    Saltykova nunca se arrepintió de lo que había hecho (supongo que para ella sólo eran cosas, juguetes de los que se había desecho una vez cumplida su función de entretener), ni siquiera se confesó con el sacerdote que le habían enviado para que reconociera su culpa. Por otro lado, nunca se reconoció la posibilidad de que pudiera tener alguna enfermedad mental. Así que la pobre Catalina se encontró con un dilema: ¿qué hacer con Darya Saltykova?. Por una parte, esta mujer, aunque asesina y despreciable, era noble y la zarina no quería tener problemas con los boyardos (famosos por sus intrigas palaciegas), pero tampoco quería que se tomaran a risa sus medidas legislativas y los delitos de Darya eran demasiado graves como para darle una palmadita en la espalda y permitir que volviera a casa con la promesa de que no lo iba a hacer más. Hay que tener en cuenta que en Rusia la pena de muerte había quedado en suspenso durante el reinado de Isabel I (hecho que tuvo lugar en 1744), pero dicha suspensión, que no abolición, duró sólo 11 años, así que técnicamente, Darya podía haber sido ejecutada sin más, sin embargo Catalina, como su antecesora, no era muy partidaria de esta medida. Así pues optó por tomar un camino que no supusiera el ataque de la nobleza: Saltykova recibiría un castigo ejemplar, pero seguiría conservando un corazón latiente.
  El 2 de octubre de 1768 fue sentenciada a cadena perpetua, pero antes tuvo que someterse a público escarnio. Fue encadenada en una plataforma con un cartel al cuello que rezaba: "Esta mujer ha torturado y asesinado". Después de pasar una hora en la plataforma, Darya fue conducida al lugar donde pasaría el resto de su vida: al convento Ivanovsky. Por ser una "invitada" tan particular, se construyó una celda especial, sólo para su uso y disfrute, sin luces, sin ventanas...para que gozara de la más completa oscuridad (era parte de la condena). Sólo una vela iluminaba parte de sus días, luz que se apagaba según terminaba de comer. Darya estaba obligada a escuchar los servicios religiosos, pero sin darle la oportunidad de posar un pie en el templo, relegada a algún lugar donde pudiera oír simplemente la voz del sacerdote.

    Se suele decir que "hierba mala nunca muere" y es cierto, porque Darya aguantó esta muerte en vida durante 11 años. En 1779 fue llevada a una nueva celda, esta vez con ventanas. Una multitud de personas que habían venido a curiosear tuvieron la oportunidad de verla en todo su esplendor: una desquiciada Saltykova se asomó a la ventana y les obsequió con insultos, escupitajos y con el lanzamiento de algún que otro objeto. Parece que tantos años de oscuridad habían hecho que olvidara su refinamiento, si es que alguna vez lo tuvo. Murió en 1800 o 1801, con unos 71 años. No creo que muchos lloraran su muerte.

Monasterio Ivanosky
Fuentes:

2 comentarios:

  1. Qué desconsiderada, encima que acuden a verla les recibe con escupitajos, se puede ser psicokiller más maleducada ¡jamás!

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    1. Seguro que les escupió con cariño, como cuando en un concierto el cantante de turno arroja a los entregados fans una camiseta sudada...pero cierto es que Saltykova perdió un poco de su refinamiento, sí

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